Tal vez sólo hayas visto Formigal-Panticosa en invierno y cubierto de nieve, pero ¿sabías que a tan sólo 8 kilómetros de allí hay un balneario que data de la época romana? Déjate seducir por sus aguas termales, por el relax de las burbujas y los masajes corporales y por un paisaje espectacular ¡una buena forma de escapar del estrés y las preocupaciones!
El balneario de Panticosa está ubicado a 1.636 metros de altitud, y se llega hasta allí a través de una sinuosa y empinada carretera que parte del pueblo y la estación de esquí de Panticosa. La carretera desemboca en un espectacular circo entre montañas, rodeado de cumbres de más de 3.000 metros, como el Garmo Negro (3.051 m) o los Infiernos (3.082 m). El imponente edificio del Gran Hotel y el lago navegable -con barquitas en verano- dan al conjunto un aspecto decimonónico, con el glamour de otra época, aunque si miras hacia el fondo descubrirás los nuevos edificios del balneario, que combinan a la perfección tradición y modernidad.
Los orígenes del balneario se remontan a la época romana. Desde entonces brotan allí las aguas termales y mineromedicinales del Manantial de Tiberio, a 53º C, con una elevada concentración de azufre y múltiples beneficios para la salud, por sus propiedades analgésicas, que favorecen el tratamiento de dolencias óseas, reumáticas y cutáneas, además de mejorar los problemas de asma, los cuadros de estrés y la regeneración de la piel.
El balneario de Panticosa se convirtió en el siglo XIX en uno de los más prestigiosos de España, una villa balnearia capaz de alojar a más de 1.500 personas –más que Santander o San Sebastián-, y vivió su época dorada hasta las primeras décadas del siglo XX. Por allí pasaron desde el presidente de la Segunda República Española, Niceto Alcalá Zamora, hasta el premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, que se recuperó allí de una enfermedad pulmonar.
La esencia del balneario se mantiene intacta, aunque las cosas han cambiado mucho en los últimos años. El actual espacio termal ofrece más de 8.500 metros cuadrados dedicados al disfrute del agua, con un circuito que recorre varias piscinas cubiertas, cada una de ellas a una temperatura diferente y con distintos sistemas de hidromasaje, además de una piscina descubierta –también de agua caliente y que se puede utilizar incluso en pleno invierno-. Hay una zona reservada exclusivamente para niños, para que si vas con ellos puedas relajarte en otra zona mientras ellos disfrutan con otros chavales.
Puedes disfrutar de un masaje antioxidante, sensorial, de chocolate, etc. o someterte a un tratamiento termal o un circuito antiestrés, además de programas termales médicos supervisados por un facultativo. Y puedes relajarte mirando, a través de los amplios ventanales, el espectacular paisaje de alta montaña que te rodea.
En el balneario hay dos hoteles de cuatro estrellas –Hotel Continental y Gran Hotel-, además de bares y restaurantes, el lago navegable, y un entorno natural que invita al relax pero donde también puedes hacer senderismo, acercarte a un ibón, disfrutar de la BTT o, incluso, subir a uno de los tresmiles que rodean el balneario.
En el balneario de Panticosa es fácil olvidarse de las prisas y los agobios. ¿A qué esperas para reservar tu estancia y relajarte entre burbujas?