¿Te apetece pasar el día en uno de los ibones más bonitos del Pirineo? Se trata de una ruta fácil, apta para niños y mayores, con un paisaje espectacular en cualquier época del año.
Son muchos los ibones –lagos de alta montaña de origen glaciar- que salpican el Pirineo aragonés. Uno de los más espectaculares es el de Plan –llamado así por su ubicación junto al pueblo del mismo nombre-. Como puedes ver en las fotos, se trata de un lugar de gran belleza, un remanso de paz a 1.910 metros de altura, donde solo se oye el silencio y donde las tranquilas y transparentes aguas del ibón reflejan picos de más de 2.600 m –pico Llosa, punta Alta o pico Las Coronas-, nieves perpetuas y un precioso bosque de pino negro.
El ibón es conocido también por el nombre de Basa de la Mora, por la leyenda que lo acompaña desde tiempos inmemoriales. Según esa leyenda, el espíritu de una joven musulmana que huía de las luchas entre moros y cristianos sigue vagando por este mágico lugar y, según cuentan algunos, se hace visible cada 24 de junio, al amanecer tras la noche de San Juan bailando de forma sensual sobre las aguas del ibón.
Desde Cerler y Benasque, aunque la distancia en línea recta es de unos 20 km, se tarda alrededor de hora y media en llegar en coche a Plan o a Saravillo, ya que hay que recorrer 90 km. Hay que tomar la A-139 hasta Castejón de Sos y continuar por la N-260 en dirección a Aínsa. Desde allí se coge la A-138 hacia el norte (en dirección a Bielsa) y, finalmente, se toma un desvío a la derecha por la A-2609 hacia Plan y Saravillo.
Hay dos opciones para llegar hasta el ibón. La ruta que proponemos para toda la familia, incluso con niños pequeños, consiste en continuar en coche desde Saravillo hasta las inmediaciones del ibón –a través de una pista de 14 km, en buenas condiciones, que cuesta recorrer unos 45 minutos y por la que tendrás que pagar 3 euros por vehículo en concepto de mantenimiento de la vía- y una vez que dejamos el coche junto al refugio de Lavasar, caminar durante unos veinte minutos hasta el ibón. La segunda opción, solo apta para montañeros en buena forma física, es dejar el coche en Plan y subir hasta el ibón a través de una empinada y exigente cuesta, que se tarda algo más de tres horas en recorrer.
Volvamos al plan familiar: una vez que llegamos al final de la pista dejamos el coche en el refugio de Lavasar. No tiene pérdida, es el único edificio que verás en todo el trayecto. Allí podrás disfrutar de los caballos que suelen pastar junto al refugio, están acostumbrados a los visitantes. Justo detrás del refugio arranca el camino hacia el ibón. Tras un primer tramo de bajada, con un ligero desnivel, el camino se convierte en llano, un espectacular paseo entre verdes praderas, un avance de lo que te espera al llegar junto al ibón.
Y no te quedes quieto en la orilla. En esta época del año, ya es difícil poder bañarse –el agua está muy fría, no olvides que estás a más de 1.900 m- pero es más que recomendable rodear todo el perímetro del ibón: te sorprenderá cómo cambia su aspecto según el lugar desde el que lo miras.
Leyendas aparte, el ibón de Plan es un lugar mágico en el que disfrutar del reflejo de los picos sobre el agua, los verdes prados y el bosque de pino negro que lo rodea.
octubre 01, 2014
Déjate seducir por el ibón de Plan
¿Te apetece pasar el día en uno de los ibones más bonitos del Pirineo? Se trata de una ruta fácil,