Lo primero que tienes que hacer cuando vas a comprar unos esquís es olvidarte de la estética. Sí, es duro porque quieres que sean guapos y lucirlos, pero la realidad es que eso es, precisamente, lo último que te debe preocupar. Bueno, y si insistes cruza los dedos para que esas tablas que tanto te gustan se adapten a la realidad. Y ¿qué es la realidad? Ser consciente de tu peso, tu altura y de tu nivel de esquí. No es lo mismo pesar 100 kilos en 170 centímetros que en 190. Y tampoco es lo mismo bajar por una pista negra -pisada- o creer que vas a esquiar igual en una pista con nieve polvo que cuando empieza a transformar.
Seguro que has escuchado alguna vez eso del rocker, ancho de patín, sidecut y demás. Parece mentira que dos tablas tengan tanto i+d+i, pero así es. Y por eso hay un esquí para cada estilo y, por eso, hasta es bueno que antes de dar el paso para adquirir unos esquís te plantees cuántas veces subes a esquiar y cuándo. ¿Y por qué? Sencillo. La nieve de enero y de febrero es distinta a la de marzo y abril. Y si vas a subir, por ejemplo, diez veces en una temporada, igual es mejor que entres en la actual tendencia de alquilar tus tablas a pie de pistas. Por cierto, siempre perfectas y eso te evita líos.
Pero vamos por partes. Hace muchas lunas se dejó aquello de elegir los esquís con el brazo en vertical. Lo mejor es un esquí un poco ancho con un patín -donde va la fijación- de unos 75-89 milímetros de ancho -los de competi están en los 65- y de altura pues que la espátula esté a la altura de los ojos. Y, por supuesto, ten en cuenta una cosa. Sí, te gustaría desafiar la gravedad como esos que ves en el snowpark o descender como esos que salen en la tele. No es por arte de magia, detrás hay mucho curro y aprendizaje así que ajusta tus tablas a la realidad que siempre hay tiempo para progresar.
diciembre 11, 2020
Esquís, cuando la estética es lo de menos
Lo primero que tienes que hacer cuando vas a comprar unos esquís es olvidarte de la estética. Atento a estas líneas.