Quienes practican el esquí saben bien que detenerse un momento para contemplar el paisaje de las montañas nevadas es emocionante. Y si hay una estación en la que esa experiencia es más elevada, esa es Aramon Cerler, rodeada de picos de más de 3.000 metros de altura.
Esta estación no solo ofrece piscas con gran desnivel y rutas rodeadas de pinos; además, nos permite vivir momentos únicos más allá del esquí. Descubre por qué Cerler es el destino ideal para fusionar el deporte blanco, el ocio y la gastronomía.
Los más madrugadores y apasionados de la nieve tienen la oportunidad de ‘Abrir Huella’. La estación abre a primera hora de la mañana de forma exclusiva para los afortunados que participan en esta actividad en la que pueden realizar las tres primeras bajadas del día mientras la estación está cerrada al público, dejando su huella en las pistas de la estación. ¡Un privilegio al alcance de muy pocos! Toda la amplitud de Cogulla y un larguísimo descenso final desde Gallinero hasta Ampriu, y ¡todo con la nieve recién fresada! La experiencia finaliza con un desayuno especial en la cafetería Ampriu 50’s para después volver a pistas rápidamente, ya que el día no habrá hecho más que comenzar.
Y si puedes hacer la primera subida del día, también puedes hacer la última, una vez que la estación ha cerrado. Con Skyline puedes ascender al mirador de Rincón del Cielo, a 2300 metros de altitud. Una experiencia para desconectar de todo y disfrutar del espectáculo que supone ver cómo se va dibujando la línea de las montañas a medida que el sol va descendiendo. Y tras un brindis, se desciende para degustar sabrosas pizzas, elaboradas con mimo en la pizzería El Bosque. Una apetitosa merienda para reponer fuerzas. ¿Fuerzas? Sí, las necesarias para el descenso nocturno y deslizarse por la montaña iluminada bajo la luz de la luna. Y al llegar abajo, puedes sumarte a la sesión de baile, ¡en Remáscaro!
Una noche al año se celebra la experiencia Snowcooking Guayente Cerler. El día 23 de febrero vuelve, por séptimo año, una velada muy esperada por los más sibaritas. Los asistentes al Snowcooking vivirán una apasionante experiencia que comienza cuando la estación ya está cerrada. Descensos por pistas vacías, brindis con champagne al atardecer, catas de los mejores vinos y la degustación de un exclusivo menú elaborado por los alumnos de la Escuela de Hostelería de Guayente para la ocasión. La magia continúa, dejando la sobremesa a cargo de buena música en directo. Tras la cena llega el momento de calzarse de nuevo los esquís y hacer un descenso bajo la cálida luz de las antorchas, cuyo matiz anaranjado pondrá el broche de oro a esta velada única.