Las empedradas calles de Albarracín te hacen sentir, nada más poner un pie en ellas, en la Edad Media. Su casco histórico, su muralla, sus iglesias, sus casonas y palacetes… mires a donde mires el entorno es espectacular.
Albarracín, considerado uno de los pueblos más bonitos de España junto a otros cuatro de la provincia de Teruel (Valderrobres, Calaceite, Rubielos de Mora y Puertomingalvo), fue declarado Conjunto Histórico-Artístico por la Unesco en 1961, y esta misma organización de las Naciones Unidas ha propuesto que el municipio sea declarado Patrimonio de la Humanidad.
Por si esto fuera poco, la Comisión de Cultura del Parlamento Europeo ha seleccionado a Albarracín entre los municipios candidatos a promocionar el patrimonio artístico y arquitectónico de Europa, entre lugares como Florencia (Italia), Pilsen (Chequia) o Amfipolis (Grecia). Se trata de una nueva iniciativa comunitaria que servirá para impulsar el turismo en lugares donde la conservación del patrimonio es una prioridad. En marzo se decidirá qué localidad será finalmente elegida para este programa pionero en Europa.
Este pequeño pueblo medieval amurallado de apenas 1.100 habitantes está perfectamente conservado. Es un placer caminar por sus callejuelas, pasar bajo sus arcos, disfrutar de las vistas de la muralla, el castillo, la torre de la catedral o la de la iglesia de Santa María.
Sin lugar a dudas, merece la pena hacer una escapada a Albarracín. Está ubicado a 85 kilómetros de Javalambre y a 100 de Valdelinares. El pueblo sorprende desde el primer momento. Está ubicado a 1.171 metros de altitud en las faldas de una montaña –los Montes Universales- y rodeado casi en su totalidad por el río Guadalaviar, que parece ejercer de foso defensivo de las murallas, visibles casi desde cualquier punto de Albarracín ya que se elevan por encima de las casas y culminan, en lo alto de la ladera, en el castillo del Andador.
La catedral, del siglo XVI, compite en belleza con la iglesia de Santa María, de origen visigodo, la mansión señorial de los Monterde o casas populares como la de la Julianeta, una de las más fotografiadas por su particular construcción y ubicación.
En el paseo por Albarracín no puede faltar tampoco una visita a la Plaza Mayor o la calle Azagra, pero lo mejor es perderse entre las calles, adaptadas a la topografía del terreno con escalinatas y pasadizos que sorprenden a cada paso, con edificios con grandes balconadas de madera, aleros que parecen tocarse, muros irregulares, diminutas ventanas con visillos de encaje o puertas con curiosos llamadores de hierro. El pueblo ofrece una perfecta mezcla de sabor popular y aristocrático. ¿A qué esperas para organizar una escapada a Albarracín y disfrutar de su encanto?
enero 28, 2015
Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España
Las empedradas calles de Albarracín te hacen sentir, nada más poner un pie en ellas, en la Edad Media. Su