Enamorada del Valle de Benasque y del Pirineo Aragonés en general, Ana Salvador es una de las mejores freeriders del mundo. Adora la nieve que cae sobre las montañas de Aragón (y espera que nada le separe de ella) pero vive intensamente todo lo que le aportan los mantos blancos de otros rincones del planeta. Hablamos con ella de freeride, nieve y sus planes más actuales.
Conoce a la persona detrás de la deportista
Pregunta ARAMÓN: Naciste con la nieve ya cerca. ¿Es un romance hasta que la muerte os separe?
Respuesta: No, espero separarme antes de la nieve que de la vida.
P: Te conocemos de cerca pero también hemos leído mucho sobre ti. Sorprende que en ninguna de tus entrevistas te lamentas por la falta de ayuda, por el desconocimiento de tu disciplina, etc. Simplemente, lanzas un mensaje positivo sobre lo que buscas, hablas de objetivos concretos y vas a por ello. ¿Cuál es el truco?
R: Nunca he sido de lamentaciones. Soy de trabajar en lo que creo para obtener un resultado, con ayuda o sin ayuda. Voy construyendo mi camino y un “no”, no me baja de mis sueños y mis proyectos; voy cumpliendo mis metas con los recursos que dispongo y agradezco el apoyo que recibo. Cualquier ayuda es buena: desde un plato de comida en un refugio, hasta un billete de avión para un proyecto de 6.000 split todo suma, no hay tiempo de lamentaciones.
P: El freeride es espectacular, no hay muchas más palabras para definirlo. Pero puede asustar un poco. Sería fácil preguntar aquello de «¿De qué pasta tiene que está hecho…» pero queremos darle un giro a la cuestión y que nos digas cosas concretas: ¿qué debe exigirse alguien que un día dice «quiero ser freeride»?
R: Cabeza, respeto y conocimientos técnicos.
P: A tu progresión también hay que ponerle la etiqueta de «espectacular». No lo decimos nosotros por cumplir, lo dicen los números. Pero llega 2018 y decides dejar en segundo plano la competición. ¿Qué montaña estabas bajando cuando lo decidiste?
R: Tocllaraju
P: No hay pensamientos más sinceros que aquellos que nos contamos a nosotros. ¿Qué te has dicho a ti misma en esta especie de paréntesis?
R: No es un paréntesis, es una evolución, quiero desarrollarme en otros tipos de montañas y aprender a desenvolverme bien en ellas. En la competición he aprendido muchísimo y las he disfrutado también, pero mis inquietudes ahora mismo van por otro lado y tengo que aprender muchas cosas para llegar a ellas.
P: Esos secretos han quedado muy bien en el premiado corto (Skimetraje 2018) que has hecho mano a mano con Lukas Hammersley. Precioso proyecto…
R: No es ningún secreto (ríe), ya ha habido muchas proyecciones de “Fdo:Ana”. (nota: puedes ver el video aquí)
P: Una vez tachado de la lista subir un seismil y con las conclusiones de este reto más asentadas. ¿Te mantienes firme en tu idea de ochomil para 2020?
R: Me encantaría algún día plantarme en una montaña de 8.000 metros, pero de momento mi proyecto es 6000split y tengo que aprender y adaptarme bien a la altura poco a poco.
P: El corto que has rodado nos lleva directamente a hacer un poco de embajadores de la tierra. ¿Qué sería de Ana Salvador sin el valle de Tena?
R: Viviría en el Valle de Benasque.
P: Pero nos gusta más esta pregunta, ¿Y del Valle de Tena sin Ana Salvador?
R: Sin mí no lo sé. Pero yo echo de menos grandes riders que desgraciadamente hoy no están y eran pura inspiración en nuestras montañas del Valle de Tena.
P: No importa que no la hayas pisado, pero es obligatorio preguntarte por la montaña de tus sueños. ¿Cuál es? Si no la has pisado, con más razón todavía.
Los spines del puerto de Biescas con 1 metro de nieve fresca.
P: Una última petición: un lugar del Pirineo para perdernos sin splitboard, esquís o tablas en la mano.
R: La cara sur de la Tendeñera