La probabilidad de que te toque ‘El gordo’ de la Lotería de Navidad es de una entre cien mil. Aun así muchas personas pueden contarlo y celebrarlo, pero es cuestión de suerte. Así las cosas, el segundo día de este invierno – y día de lotería- decidimos coger los esquís y marcharnos a Aramón Formigal-Panticosa. Visto que iba a ser difícil incrementar el patrimonio, al menos, decidimos aparcar en Sextas, calzarnos los esquís y sentir cierta felicidad de aprovechar un buen día y conectar desde Sextas a Portalet y regreso.
Lo bueno que tiene esquiar un 22 de diciembre, con la posibilidad de deslizarte sobre 60 kilómetros, es que te embarga cierta sensación de tranquilidad. Eso de aprovechar un día de entre semana y apreciar la estación de Formigal con cierta tranquilidad es un lujo. Bueno, y siendo el día del Gordo, otra forma de enfocar la suerte.
El plan era ese, conectar los valles con tranquilidad. Cuando atesoras casi 60 inviernos en el DNI llevas ya unos años ‘madurado’ y ni las prisas ni la velocidad son tus metas. Aprecias más desde la silla de Collado cómo la punta Escarra con sus 2762 metros de altitud se yergue entre unas nubes que la quieren atrapar y cómo, unos cuantos minutos después, el pico Anayet se levanta limpio entre el cielo azul cuando subes por Espelunciecha.
Serán detalles, sí. Pero son esas cosas que se aprecian cuando sabes que esquiar es más, mucho más que deslizarte por unas pistas bien fresadas y que te permiten elegir entre pistas de distinta dificultad con la seguridad de que te vas a divertir. Y claro, cuando uno va con la intención de ir de valle a valle, pero lo hace desconectado del móvil, sin más ilusión que disfrutar pues la idea inicial se retrasa.
Y es que ‘aparece’ bajo los esquís la nieve de Izas y esa conexión a la cota de la Lapazuso y la mañana no hace más que mejorar. ¡Vaya pista disfrutona! es la de Lapazuso. Más de dos kilómetros para divertirte de lo lindo. Te gusta tanto, que, entre unas cosas y otras, miras la APP de Aramón y en tus piernas empiezas a acumular kilómetros y desnivel importante que es la mejor invitación para irte a tomar algo a alguna de las cafeterías de pie de pista o acomodarte, con el mismo objetivo, a mitad de Izas o en el Igloo.
Una vez que ya lo has hecho, llega el tiempo de decir hasta luego. Acabaremos en Sextas por la pista del Río, pero antes afinaremos el cuentakilómetros con algunos descensos más. Te vas tras pasar un buen día. Es cierto que mientras suena Creep en Marchica retrasas un poquito la salida. Luego ya, en el coche, ves las llamadas y dicen que no te ha tocado El Gordo. Y qué más da.