José Luis Novella es uno de los maquinistas de Javalambre. Tiene 36 años, nació en el municipio vecino de la Puebla de Valverde y empezó a trabajar sobre una máquina hace 19 años, cuando la estación llevaba solo uno en marcha. Forma parte de un grupo de 7 maquinistas, un gran equipo que se encarga de pisar las pistas de noche para que la nieve esté perfecta cuando llega el primer esquiador.
¿Qué es lo más importante de la tarea de un maquinista? ¿y lo más gratificante?
Lo más importante de la labor del maquinista es dejar las pistas bien acondicionadas para que el esquiador pueda disfrutarlo. Lo que más disfruto es extendiendo los montones de nieve cuando la fabricamos, es una faena laboriosa pero que me gusta mucho. Hay que repartir bien la nieve, distribuir una capa homogénea sobre toda la superficie y dejar un buen firme en la pista. Por ejemplo, en una primera innivación me encanta cubrir la tierra echándole nieve, y luego terminar fresando esa capa de nieve que has distribuido es una sensación que me gusta mucho. Un día de fresado con nieve polvo muy buena, natural o artificial, también se disfruta mucho. Y una noche de cielo raso es impresionante sobre la máquina, una pasada!
¿Se siente uno muy solo de noche en las pistas?
Bueno, no estamos solos, siempre estamos tres maquinistas, y estamos comunicados permanentemente. Llevamos siempre la emisora encima, y el teléfono, así que no hay lugar para la soledad ni para el miedo. Si me encuentro al Yeti lo subo a la máquina y que me acompañe (risas). Tenemos muy buena relación entre todos, aunque vamos solos en las máquinas al final somos un buen equipo, hay buen rollo.
En cuanto cierra la estación, empieza vuestra jornada…
Sí, habitualmente salimos con las máquinas a partir de las cinco de la tarde, cuando se cierra la estación. Son unas cinco o seis horas de pisado, aunque haya días en los que hay que hacer 8 horas si hay muchos montones. Lo interesante es pisar la nieve y después parar porque la nieve necesita un tiempo de reposo, que vaya cogiendo frío una vez fresada para que se endurezca esa primera capa. Hay veces que, si llueve o hace viento, hay que esperar, porque el viento se llevaría esa capa. O si hay niebla, que aquí es muy espesa y no ves dónde estás. Siempre estamos pendientes del tiempo para actuar de una u otra forma.
¿Te has perdido alguna vez con la máquina entre la niebla?
Sí, más de una vez te desorientas con la niebla. Me pasaba más al principio, cuando no conocía tanto la estación. Es un momento duro, no ves nada, no sabes qué tienes delante, si puedes tirar un cañón… Pero siempre buscas un punto de referencia, un paravientos, una pilona… y al final te ubicas.
Haceis un trabajo ‘invisible’ para muchos esquiadores ¿sientes que no se valora lo suficiente?
Es cierto que hay veces que la gente no advierte nuestro trabajo y dicen cosas como que no ha pasado la máquina. A veces la nieve no se puede quedar tan bien como a nosotros nos gustaría que se quedara. Hay veces que está muy dura, por ejemplo, y que la fresa de la máquina no puede convertirla en ese polvo que nos gusta tanto.
Has trabajado en la estación casi desde su puesta en marcha…
Empecé muy crío, con 17 años, estaba estudiando y los dos primeros años venía los fines de semana. La estación estaba arrancando aún. Luego me fui a la mili, y aún así seguía viniendo cuando tenía un día libre. Estudié automoción y empecé a trabajar en mantenimiento en verano y en el pisado de la nieve con las máquinas en invierno.
¿Ha cambiado mucho el trabajo de un maquinista en estos veinte años de vida de Javalambre?
Sí, ha cambiado bastante. Hay que tener en cuenta que ahora se produce mucha más nieve que entonces, hay que extender muchos más montones, es una tarea mucho más laboriosa. Las máquinas se han modernizado mucho también, lo que facilita la labor. Son mucho más cómodas, entonces ninguna llevaba cabrestante, y eso ha facilitado mucho la tarea. Y el fresado que hacen estas máquinas tampoco tiene nada que ver con el que hacían aquellas, ahora trituran mucho mejor la nieve, dejan todo liso… Los mandos de la máquina de antes eran mucho más duro y terminabas la jornada con dolor de muñeca. Ahora eso no pasa.
Y al acabar la jornada, ¿a esquiar?
Sí, sí, claro, esquío y me gusta mucho, pero tampoco es que deje la máquina y me vaya corriendo a esquiar. Lo que sí hacemos los maquinistas esquiando es una cata para comprobar el nivel de espesor de las distintas zonas. Como somos los mismos los que hacemos la nieve y los que la pisamos, nos sirve para saber dónde tenemos que echar más nieve y de dónde debemos cogerla.
marzo 02, 2016
“Los maquinistas siempre estamos pendientes del tiempo”
José Luis Novella es uno de los maquinistas de Javalambre. Tiene 36 años, nació en el municipio vecino de la