Con la temporada en su momento más álgido tu equipo de esquí ya tiene muchos kilómetros de nieve y muchas horas de intenso trabajo.
Un aficionado al esquí dedica mucho tiempo y esfuerzo en elegir el mejor material de esquí, el equipo que mejor resalta las cualidades particulares de su estilo al esquiar. Pero si dedicamos tanto esfuerzo en hacernos con el equipo ideal. ¿No deberíamos cuidar nuestro material de esquí con la misma dedicación? Es mucho mejor seguir unas reglas básicas a la hora de cuidar tu equipo en vez de dedicarnos a arreglar esquís y otros elementos de nuestro material cuando empiezan a notar el paso de la temporada. Seguro que nunca dañarías tu material de esquí a propósito, pero ¿sabías que puedes estar dañándolo sin querer? Los deportes de nieve, como el esquí o el snowboard, implican condiciones más duras para el material que en otros deportes.
La humedad, el frío, el barro, e incluso el transporte de tu equipo de esquí, son elementos que pueden dañarlo y obligarte a que tengas que arreglar esquís, que si hubieran sido cuidados, no requerirían un arreglo o tener que ser sustituidos.
¿Cómo podemos dañar nuestro equipo de esquí?
Hay daños que son más difíciles de evitar, como los golpes esquiando o los rasponazos con piedras o nieves heladas, pero hay otros que si podemos evitar con un cuidado básico de nuestro material de esquí. Así que ¿Cómo podemos dañar nuestro material de esquí?
No secando nuestras botas de esquí correctamente
Tus botas de esquí no te servirán de mucho sin los botines de su interior. Después de una jornada de esquí debes sacar los botines de la carcasa y secarlos correctamente. Esto puedes hacerlo usando un secador para botas o sacándolos de la carcasa para secarlos bien. Recuerda que el sudor formado por sales y minerales, que además aumentan la profusión de hongos, dañarán las botas muy rápidamente si no las secas.
No guardando tus botas de esquí cerradas
Aunque parezca contra-intuitivo, debemos guardar las botas de esquí cerradas. Eso si, después de haberlas secado completamente. El plástico tiene memoria, y si las guardamos abiertas se deformarán y puedes llegar a no poder volver a cerrarlas. Así que ya sabes, cierra las botas tras el secado.
No secando tus esquís
Puede que nos resulte raro ya que los esquís están fabricados para funcionar en condiciones de humedad, pero mantenerlos secos después de su uso evitará corrosión en los cantos y en las fijaciones.
Evitarás arreglar esquís si los secas después de su uso y les das la vuelta para que las fijaciones cuelguen y se sequen bien. Recuerda también tapar cualquier agujero que haya, por ejemplo provocado por las fijaciones, para evitar que la humedad llegue a la parte interior del esquí.
No protegiendo los esquís durante el transporte en coche
Mete los esquís dentro del coche o si no puedes, llévalos en una bolsa. Si esto no es posible, al llegar a tu destino seca bien los esquís.
No protegiendo los esquís durante el transporte aéreo
Protege tus esquís con un forro blando para evitar daños con los golpes que puedan recibir durante el transporte aéreo. No podrás vigilarlos durante el vuelo así que cuanto mejor los cubras más posibilidades tendrás de evitar daños.
No cuidando tus gafas de esquí
Si las llevamos sueltas en la bolsa acabarán rayadas sin duda alguna. No limpies el interior del cristal con un trapo ya que… ¡Quitarás la protección anti-vaho que llevan muchas gafas de esquí!
Sigue nuestros consejos si quieres evitar arreglar esquís, o tener que sustituir tu material de esquí todos los años. Unos simples cuidados alargarán la vida de tu equipo de esquí para que puedas disfrutar año tras año de tu deporte favorito.