El día 6 de abril Panticosa se convertirá en la estación de esquí más rockera con una estrella invitada, Loquillo. La zona de Petrosos será el escenario de uno de los mejores acontecimientos de la temporada. A 1.850 metros de altitud, un concierto brutal y una excusa, por si fuera necesaria, para conocer este centro invernal donde el sentimiento de montaña es fuerte y en el que las paredes de Telera y Tendeñera ‘se tocan’.
Catalogada de familiar, el área de Panticosa es una estación del Grupo Aramón con más rock and roll del que parece, por eso hoy nos proponemos descubrírtela. Lo primero de todo es que está pegada a uno de los pueblos más singulares y, quizá, uno de los más bonitos del Pirineo. Además, la estación de esquí es espectacular, estés donde esté siempre verás montañas. Y el esquí está presente en todo momento. Aquí, se esquía y, además, se disfruta sobre las tablas.
El Pico Sabocos, Peña Roya y Peña Blanca son las paredes que dominan la estación. Son montañas de la Sierra Tendeñera que descansan en los ibones de Sabocos y Asnos. Abelardo Belío Arruebo, director de la Escuela Española de Esquí en Panticosa, nos describe el paisaje e imprime a cada frase el sentimiento de ser montañero y montañés. “Esta es una estación muy alpina, con pistas accesibles para iniciación y niveles medios. Y, también hay una parte que invita al esquiador más avanzado a disfrutar de pistas con pendiente, alpinas, donde hay que esforzarse y trabajar sobre los esquís”, explica.
Para sentir la emoción del desnivel primero tienes que subir al corazón de Panticosa –Petrosos- por una telecabina que deja a tus espaldas El Pico y el acceso al Balneario con sus tresmiles, especialmente Garmo Negro y Argualas que podrás contemplar desde la cota más alta del centro invernal. Asciendes ‘protegido’ por la siempre espectacular sierra de Peña Telera y ya intuyes que este un destino al que tienes que volver cuando cierren las estaciones de esquí, porque Panticosa y su entorno ofrecen muchas oportunidades de ocio cuando la nieve se retira.
Esta es una estación singular, con esquiadores apasionados de su dominio esquiable. En Panticosa, el concepto de estación invernal familiar tiene matices importantes: en ocasiones se habe quién ha pasado por una pista gracias a la huella que deja su esquí. “Es así”, sonríe Abelardo Belío “parece mentira, pero sabemos quién ha iniciado una trazada por su forma”.
En esta época del año en la que se puede disfrutar de un día de esquí tranquilo, sobre todo en la zona de Petrosos, el planazo de quitarse los esquís para escuchar a Loquillo, se presenta muy irresistible.
Y cuando la nieve lo permite, las sillas Javier Escartín y Corona de Aragón te dejan en la cabeza de pistas desde las que puedes bajar hasta las mismas puertas del centro invernal. A 2.200 metros de altitud nacen Valle de Tena (negra), Peña Blanca y Los asnos (rojas) y Cuartelé (azul) desde las que enlazas con otras para un descenso exigente. Cinco kilómetros por pistas de distinta dificultad. “Es un descenso muy variado, con alternativas. Son 1.000 metros de desnivel donde encuentras de todo”, acota Belío.