Seguro que te has preguntado más de una vez qué hacen los trabajadores de las estaciones cuando termina el invierno. Hoy vas a descubrir a qué se dedican algunos monitores, pisters o maquinistas durante el verano. Hay de todo, desde un socorrista en el Cantábrico hasta una ganadera trashumante o un mecánico especialista en una central núclear. ¿Quieres conocerles?
Andrés Yunda trabaja durante el invierno como cajero en el autoservicio de Javalambre. Tiene 30 años, es de Teruel, lleva 12 trabajando en el área de hostelería de la estación y considera a sus compañeros como su segunda familia. Pero cada año, cuando termina la temporada de invierno, se despide temporalmente de ellos para trasladarse a las playas de Llanes, en Asturias, donde trabaja como socorrista de Salvamento Marítimo, además de en El Corte Inglés. Andrés acumula ya 8 temporadas veraniegas seguidas en la costa asturiana. En los meses estivales echa de menos esquiar, aunque disfruta tanto con sus tareas de invierno como las de verano: «Aquí también hay unos paisajes increíbles, así que disfruto de la nieve y la montaña en invierno y las playas del Cantábrico en verano», explica desde Llanes, a donde acaba de llegar para quedarse hasta septiembre.
Dos hermanos trashumantes
Mapy Martorell y su hermano Juan son ganaderos trashumantes. Combinan su trabajo en la estación de Valdelinares con el cuidado de sus vacas. Pertenecen a la sexta generación de una familia dedicada a la ganadería trashumante -antes con ovejas y ahora con vacas-.
Mapy tiene 28 años y Juan 31. Viven en Fortanete -muy cerca de Valdelinares- y en invierno los dos trabajan en la estación. Desde hace ya 11 años, ella está en el snowpark y él como pister. Se ocupan de las vacas todo el año, aunque en distintos escenarios, en verano las tienen Fortanete y, cuando llega el frío las llevan hasta el Delta del Ebro. Y dedican sus días libres en la estación para acercarse, por turnos, a ver a sus vacas.
Acaban de llegar con las vacas a Fortanete. El camino desde el Delta del Ebro les ha llevado una semana, con paradas en pastos y durmiendo al raso. «Hemos ido con 130 cabezas, entre vacas, toros y terneritos. Han venido algunos amigos, en total siete personas a caballo, entre ellos mi hermano, y tres a pie. Han venido algunos compañeros de la estación que querían vivir la experiencia», dice orgullosa Mapy.
De shaper a mecánico de una central nuclear
Ramón Martínez es conocido con el sobrenombre de ‘Japo’ por su origen nipón. Su madre es japonesa y él nació en Japón, aunque ha vivido en varios de países. En invierno es shaper en el Terrain Park de Formigal, y en cuanto termina la temporada se traslada a la central nuclear de Cofrentes (Valencia) donde trabaja como mecánico especialista en ingeniería nuclear.
Empezó a hacerlo con 18 años -ahora tiene 39- y está más que habituado a convivir con estas dos realidades tan distintas. «Echo de menos la nieve, por supuesto, pero no sólo eso, también el paisaje y la luz, aquí hay días que te metes en un agujero y no ves ni la luz», dice desde Cofrentes. Lo que más le gusta de su trabajo en Formigal es «preparar los saltos, los módulos, acondicionar las pistas…». Japo empezó a esquiar de pequeño, con tan solo 5 años, y, en verano, desde la central nuclear, sigue soñando con la nieve que le espera la próxima temporada.
Ellos son, tal vez, los más exóticos, pero hay muchos más: los que hacen temporada a uno y otro lado del Atlántico o los que pasan del snow park a las playas para dar clases de surf. También los hay que aman tanto estas montañas que incluso en verano las recorren llegando a sus altas cumbres y deslizándose por sus barrancos como guías de montañas.