La pastelería de la provincia de Huesca brilla por su excelencia. Entre las especialidades más conocidas está la trenza de Almudévar, las castañas de mazapán de Huesca o los lacitos y jaqueses de Jaca o las tortas de Ayerbe. Algo parecido ocurre en Teruel, con exquisiteces como los suspiros de amante. Pero hay mucho más. La tradición culinaria aragonesa incluye numerosos postres que se han transmitido de generación en generación. Por eso hoy te ofrecemos tres tradicionales recetas de dulces, algunas originarias de Aragón y otras adaptaciones de recetas que también se preparan en otros lugares. ¿Preparado para disfrutar de un gran postre?
CRESPILLOS
¿Aún no has probado este tradicional dulce de borraja? En Barbastro se celebra cada año una popular fiesta gastronómica en su honor y se ha convertido en uno de los dulces imprescindibles del recetario aragonés. Para preparar crespillos para cuatro personas necesitas 40 hojas de borraja, 3 huevos, 125 gr de harina, 75 ml de leche, 50 ml de anís, 2 cucharadas de azúcar, aceite de oliva virgen extra y hojas de menta.
Bate los huevos y añade la harina, la leche y el anís. Sigue batiendo hasta lograr una masa homogénea y sin grumos. Empapa en la mezcla las hojas de borraja y fríelas en una sartén con el aceite. Cuando estén fritas, ponlas sobre una fuente con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Aparte, pica las hojas de menta y mézclalas con el azúcar para espolvorearlo sobre la fritura. ¡Y listo para degustar!
HELADO DE AZAFRÁN Y ACEITE DE OLIVA
Por curiosa que pueda parecer la mezcla, este helado -con azafrán del Jiloca– es una delicia que no debes dejar de probar. Si quieres prepararlo en casa, toma nota de los ingredientes para seis raciones: 500 ml de leche, 4 yemas de huevo, 150 gr de azúcar, 12 hebras de azafrán y 50 gr de aceite de oliva virgen extra (empeltre o picual son las mejores variedades para esta receta).
En primer lugar, hierve la leche con el azafrán. Por otro lazo, mezcla en un bol el azúcar, las yemas y el aceite de oliva virgen extra, para añadirlo después a la leche y volver a poner al fuego hasta que esté a punto de hervir. En ese preciso momento, enfría rápidamente el cazo sobre una fuente llena de hielo y vuelca a continuación la mezcla en un molde rectangular para introducirlo inmediatamente en el congelador -de donde debes sacarlo cada poco rato para mover la mezcla y evitar que cristalice- o mantecarlo en una heladora. ¡Te sorprenderá el resultado!
LECHE FRITA
Aunque esta no es una receta exclusiva de la cocina aragonesa, sí es un dulce de gran tradición en la zona. Necesitas 500 ml de leche, una rama de canela, 1 trozo de piel de naranja (no muy grande), 4 cucharadas de harina, 100 gr de azúcar, 2 cucharadas de maicena y una pizca de sal. Y, para el rebozado, un poco de harina, 2 huevos, 2 cucharadas de azúcar, 1 cucharadita de canela en polvo y un poco de aceite de girasol o de oliva suave.
La elaboración es sencilla: pon a hervir la mitad de la leche con la canela y la piel de naranja, y deja que repose 15 minutos. Mezcla con una varilla la otra mitad de la leche (fría) en otro recipiente, con la harina, el azúcar, la maicena y la sal, hasta que no queden grumos. Añade poco a poco sobre esta mezcla la leche hervida -sin canela ni naranja- y deja reposar. Después, dale vueltas con la varilla hasta lograr una masa uniforme y espesa. Pásalo a una bandeja rectangular y déjalo reposar de nuevo, primero a temperatura ambiente y después en la nevera para que coja consistencia.
Cuando la masa esté consistente, dale la vuelta sobre una tabla y corta en taquitos -no muy grandes para poder manejarlos con comodidad-. Envuélvelos primero en harina y luego en huevo batido para freirlos en la sartén. Una vez fritos, pásalos por un plato en con el azúcar y la canela en polvo. ¡Y a chuparse los dedos con la receta!