La temporada micológica en el Pirineo de Aragón y la Sierra de Gúdar es una oportunidad única para conectar con la naturaleza y explorar la rica diversidad micológica que estas regiones tienen para ofrecer.
Temporada Micológica en el Pirineo Aragonés y la Sierra de Gúdar
La búsqueda y recolección de setas en el Pirineo de Aragón y la Sierra de Gúdar es una práctica arraigada que ofrece a los amantes de la micología una ventana hacia la diversidad de hongos que estas regiones albergan. La temporada micológica se inicia con las primeras precipitaciones, generalmente hacia finales de septiembre, extendiéndose hasta los primeros compases de noviembre, cuando las primeras nevadas comienzan a cubrir el suelo. Durante este periodo, el terreno cobra vida y los bosques se transforman en un ecosistema efervescente, repleto de variadas especies de hongos.
Regulaciones y Sostenibilidad
Es esencial tener en cuenta que la recolección de hongos en esta área está regulada por normativas específicas que establecen limitaciones tanto en términos de especies como de cantidad. Antes de embarcarse en una expedición micológica, es esencial informarse sobre las regulaciones locales y acatar estas directrices para asegurar la sostenibilidad de los ecosistemas y la conservación de las especies. Para preservar el equilibrio natural, se recomienda utilizar cestas o bolsas porosas que permitan la dispersión de esporas mientras se transportan las setas. Si la comestibilidad de una especie es incierta, es recomendable dejarla en su lugar de origen.
Destinos micológicos
Valle de Tena: Se caracteriza por su diversidad de hábitats micorrícicos, incluyendo bosques de coníferas y zonas de pastizales. La variada topografía del Valle de Tena, que incluye tanto montañas escarpadas como extensas praderas alpinas, brinda un amplio abanico de oportunidades para la exploración. Los recolectores de hongos pueden disfrutar de una experiencia única mientras recorren el terreno montañoso. Algunas de las variedades más comunes del Valle de Tena son: Boletus, champiñones, robellones o trompetillas.
Valle de Benasque: Su diversidad de hábitats micorrícicos es impresionante, abarcando desde densos bosques de hayas y pinares hasta extensos pastizales alpinos. Esta variada topografía proporciona a los micólogos un vasto territorio para la exploración y la recolección de una amplia gama de setas. Además, los champiñones, robellones y trompetillas son variedades comunes que pueden encontrarse.
Sierra de Gúdar: La micología en la Sierra de Gúdar es un verdadero tesoro oculto. Ubicada en la provincia de Teruel, alberga una riqueza de hongos y setas que atrae a los amantes de la micología de todo el mundo. Los densos bosques, junto con los prados alpinos, crean un hábitat perfecto para una amplia variedad de especies. Desde los populares boletus hasta las delicadas trufas negras, la Sierra de Gúdar ofrece una experiencia micológica única. Los recolectores de setas y los curiosos exploradores encontrarán en este rincón de la naturaleza una oportunidad inigualable para sumergirse en el apasionante mundo de la micología mientras disfrutan de la belleza de la montaña.
Especies de setas en el Pirineo
En el entorno del Pirineo se pueden encontrar diversas especies de setas, cada una con sus propias características y hábitats específicos. Entre las especies más comunes y apreciadas por los aficionados a la micología en esta región, destacan el Boletus edulis, los níscalos, el rebozuelo, el Agaricus campestre y el Pleurotus eryngii, conocido también como la seta de cardo.
El Boletus edulis, es uno de los hongos más emblemáticos del Pirineo y de muchas otras regiones. Se caracteriza por su sombrero amplio y carnoso. Esta especie se desarrolla en simbiosis con árboles como los pinos y los abetos, y es muy buscada por su sabor y versatilidad en la cocina.
Los níscalos (Lactarius deliciosus) también tienen un lugar destacado en la diversidad micológica del Pirineo. Son reconocibles por su característico sombrero de tonos anaranjados o rojizos y su carne firme y blanca, que exuda un líquido lechoso cuando se corta. Estos hongos se encuentran en asociación con árboles como los pinos y las encinas, y son valorados por su sabor y textura únicos en la cocina.
El rebozuelo (Cantharellus cibarius) prospera en los bosques del Pirineo. Sus sombreros en forma de embudo son de color amarillo dorado, y su carne es delicada y fragante. A menudo crecen en áreas con suelo húmedo y musgo, y se asocian con árboles como los abetos y los pinos.
El Agaricus campestre, conocido como «champiñón silvestre» o «champiñón de campo», es una especie que prospera en pastizales y zonas abiertas.
El Pleurotus eryngii, o seta de cardo, es un hongo que crece en simbiosis con las raíces de ciertas plantas como el cardo.