Mucho se ha escrito sobre el Telemark, una modalidad del esquí, espíritu libre, talón libre… Personalmente mi opinión, es que todo el que ama este deporte, tendría que probarlo al menos una vez.
Las sensaciones son diferentes. Es tu equilibrio el que juega un papel importante, de hecho, si te atrasas o adelantas, tienes casi segura la caída, pues al llevar el talón suelto, la centralidad es muy importante. Esto te hace aprender y mucho a llevar la posición sobre los esquís y cuando te pones después unos de alpino, lo notas muchísimo.
Otra característica es que es una modalidad bastante exigente físicamente hablando, aunque a el buen telemarkero, no le importa seguir a un buen esquiador de alpino, una vez que te haces con la técnica.
Aquí en nuestro país cada vez se ven más personas practicándolo, pero todavía es minoritario. Para mi es un divertimiento más dentro del esquí, una forma de cambiar y de motivarnos a emprender nuevas cosas, nuevos retos… Es como volver a empezar. En freeride el Telemark es también una forma de luchar constantemente con la nieve, con el terreno, una manera de esquiar diferente, creativa y que te lleva a leer la montaña muy a fondo.
Una experiencia inolvidable
Esta vez hemos recorrido con Anne zonas de la estación de esquí de Aramon Formigal/Panticosa con nuestras tablas de Telemark y os aseguro que la experiencia es inolvidable.
Recorrer tan bonitos lugares con el esfuerzo en cada giro, es un placer para los sentidos. Detrás las bellas montañas de Tena. Por delante la nieve que se deja acariciar al paso de nuestros esquís. Para mí el esquí no es concebible sin el Telemark y sin el esquí de fondo, que a pesar de la opinión de muchos de su suponible “aburrimiento» nada más lejos de la realidad. No hay como deslizarte entre árboles por una traza bien pisada, con tus estrechas tablas. Pero eso es otro apartado…
Desde aquí os animo a probar el Telemark y comprobar las sensaciones.