Un año más, los niños de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer han tenido la oportunidad de disfrutar de la nieve y del esquí en la estación del Grupo Aramón, Formigal-Panticosa. Durante todo el fin de semana, niños oncológicos venidos desde Linares, Jaén, Sevilla, Albacete, Ciudad Real, Valencia, Murcia, Jaén, Canarias, Navarra, Zaragoza, Toledo y Madrid han disfrutado de las instalaciones de este centro invernal, además de aprender el deporte del esquí gracias a la Escuela Española de Esquí de Formigal.

El programa se denomina «Un gorro, una ilusión» y, por octavo año consecutivo, tiene el objetivo de acercar la ilusión de la nieve a estos niños que se han tenido que enfrentar a una enfermedad como el cáncer desde casi el principio de su vida.
Los niños han estado alojados en la Ciudad Residencial de Búbal, donde se han conocido, han jugado y han intercambiado experiencias en el precioso entorno del valle de Tena. Y todo ello acompañados de varios monitores de Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, además de Scouts voluntarios de Zaragoza.
Pilar Ortega, presidenta de la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, cuenta que “niños y adolescentes esperan este viaje a Aramon con mucha ilusión, pues son unos días muy especiales para ellos, en los que se mezclan naturaleza, deporte y, sobre todo, amistad y compañerismo”. Por ello, la presidenta agradece un año más el compromiso de Aramon con este colectivo: “Organizaciones como la nuestra necesitamos de empresas como Aramon para reforzar la labor que hacer. Nosotros las llamamos empresas mágicas. Y es que, realmente, este fin de semana va a ser mágico para ellos”.
El día en Formigal-Panticosa se completó con una actividad en la que los niños disfrutaron como nunca. Se trata del Snake Gliss, un gran trineo de colores que los trabajadores de Aramón prepararon especialmente para ellos en la zona de debutantes del valle de Anayet.

Ya el domingo, los 50 niños emprendieron su viaje de regreso a cada una de sus casas. Con la ilusión de haber conocido el Pirineo Aragonés y sobre todo, el deporte del esquí. Un viaje que sin duda alguna les dio mucha fuerzas para seguir luchando contra esta enfermedad.