Ahora que la temporada acaba de comenzar es un buen momento para equiparte con todo lo que necesitas para deslizarte sobre la nieve. Ya tienes lista tu ropa, tus esquís o tabla, tus botas, los guantes… ¿y el casco? ¿Has pensado en comprarte uno? Aunque su uso no es obligatorio en las estaciones españolas, excepto en zonas de freeride o freestyle debidamente acotadas y señalizadas, es muy aconsejable utilizarlo y cumplir con las medidas de seguridad en pistas.
Pero, ¿por qué es bueno llevar casco? En primer lugar, porque te protege frente a una caída o un golpe -puede evitar una lesión grave en el 99% de los casos-. Nos hemos acostumbrado a ver a los niños esquiando con casco, pero todavía nos cuesta ponernos uno como adultos. Aunque poco a poco se va notando un incremento, especialmente si esquian fuera de pistas.
Si nos ponemos casco para montar en bicicleta, ¿por qué no hacerlo también al practicar deportes de nieve? La seguridad es fundamental en las pistas y poner todos los medios para evitar lesiones ante un posible accidente debería ser norma común entre los amantes de la montaña.
Abierto, cerrado, rígido, blando…
Hay muchos tipos de casco. Los hay integrales (completamente cerrados), que son los que más protegen. Pero también los hay abiertos, que permiten una mayor aireación y que suelen incorporar orejeras desmontables. Estos últimos se utilizan especialmente en freeride. Debes asegurarte de que compras un casco homologado para la práctica del esquí o snow, ya que cada uno tiene sus características.
Para esquiar necesitas un casco rígido que cubra las orejas -te protege en caso de las frecuentes caídas laterales-, mientras que para hacer snow puedes llevar un casco con material blando en la zona de las orejas. Y hay cascos con bluetooth incorporado, con los que podrás conectar el móvil o escuchar tu música favorita.
Estética, comodidad… y seguridad
La estética es un factor importante a la hora de escoger el casco, pero lo más importante es que se ajuste perfectamente a la cabeza y no se mueva. Así que para escoger el tuyo debes fijarte en que sea de tu talla, que no te apriete ni te resulte incómodo. Pruébatelo y comprueba que no es demasiado pesado, que ajusta sin apretar. Es importante que no te impida la visión ni un movimiento natural de la cabeza una vez que ajustas la correa de sujección. Una vez comprobado, ya puedes decidir el diseño que combina con tu ropa, tu tabla o tus esquís. O el precio que se ajusta mejor a tu presupuesto. ¡Es por tu seguridad!